Danby MJ50 User Manual Page 92

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Mansos.
Gr. praús "manso", "suave", gentil". Cristo dijo que él era "manso [praús] y
humilde de corazón" (cap. 11: 29), y por eso todos los que están "trabajados y
cargados" (vers. 28) pueden ir a él y hallar descanso para su alma. El
equivalente hebreo del griego praús es 'anaw o 'ani, "pobre", "afligido",
"humilde", "manso". Se emplea esta palabra hebrea para describir a Moisés que
era muy "manso" (Núm. 12: 3). También aparece en el pasaje mesiánico de Isa.
61: 1-3 (cf. com. Mat. 5: 3) y en Sal. 37: 11, donde también se traduce como
"manso".
La mansedumbre es una actitud del corazón, de la mente y de la vida, que
prepara el camino para la santificación. A la vista de Dios, el espíritu
"afable" [praús] es "de grande 317 de estima" (1 Ped. 3: 4). La "mansedumbre"
aparece repetidas veces en el NT como una virtud importantísima del cristiano
(Gál. 5: 23; 1 Tim. 6: 11). La "mansedumbre" en relación con Dios significa
que habremos de aceptar su voluntad y la forma en que nos trata, que nos
someteremos a él en todas las cosas sin vacilación (cf. DMJ 18). Una persona
"mansa" domina perfectamente su yo. Debido al enaltecimiento del yo, nuestros
primeros padres perdieron el reino que les había sido confiado. Por medio de
la mansedumbre éste puede ser recuperado (DMJ 20; ver com. Miq. 6: 8).
Recibirán la tierra por heredad.
Cf. Sal. 37: 11. Los "pobres en espíritu" han de recibir las riquezas del
reino de los cielos (Mat. 5: 3); los mansos han de "recibir la tierra por
heredad". Es evidente que no son los "manos" quienes ahora poseen la tierra,
sino los orgullosos. Sin embargo, a su debido tiempo los reinos de este mundo
serán entregados a los santos, a los que hayan aprendido la virtud de la
humildad (cf. Dan. 7: 27). Finalmente, dijo Cristo, los que se humillen, los
que aprendan la mansedumbre, serán ensalzados (ver com. Mat. 23: 12).
6.
Hambre y sed.
Esta figura era especialmente llamativa en un país donde el promedio anual de
lluvia no pasa de 65 cm (26 pulgadas; ver t. II, p. 113; com. Gén. 12: 10).
Lo que ocurre en Palestina suele pasar también en grandes regiones del Cercano
Oriente. Por limitar con extensas zonas desérticas, una buena parte de las
tierras habitadas son semiáridas. Sin duda, muchos de los que escuchaban a
Jesús sabían lo que era experimentar sed. Tal como lo ilustra el caso de Agar
y de Ismael, un viajero que se extraviaba o pasaba por alto una de las pocas
fuentes que había a la vera de su ruta, fácilmente podía encontrarse en serias
dificultades (ver com. Gén. 21: 14).
Pero aquí Jesús hablaba del hambre y de la sed del alma (Sal. 42: 1-2). Sólo
los que anhelan justicia con la apremiante ansiedad del que se muere por falta
de alimento o de agua, la encontrarán. Ningún recurso terrenal puede
satisfacer el hambre y la sed del alma. No son suficientes ni riquezas
materiales, ni profundas filosofías, ni la satisfacción de los apetitos
físicos, ni el honor, ni el poder. Después de probar todas esas cosas, Salomón
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