Danby MJ50 User Manual Page 306

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¿Quién decís?
La construcción griega es, como la española, enfática: "Vosotros, ¿quién decís
que soy?" Ver en Juan 6: 66-69 una conversación similar entre Jesús y sus
discípulos. Algunos de los discípulos habían sido compañeros constantes de
Jesús durante más de un año; otros lo habían sido como por dos años. Mucho más
que los otros hombres, ya habían tenido la oportunidad de observar las muchas
evidencias de la divinidad de Jesús (ver com. Juan 1: 1-3). En este momento,
Jesús les dio la oportunidad de testificar de su fe. Aunque todavía no
comprendían perfectamente a Jesús, Andrés, Felipe y Natanael parecen haber
creído desde un principio que Jesús era el Mesías (Juan 1: 40-49; DTG 114).
Después del incidente de la tormenta en el lago, todos los discípulos lo habían
adorado (ver com. Mat. 14: 33), y luego de la crisis en Galilea habían
profesado fe en él como Hijo de Dios (Juan 6: 68-69).
16.
Respondiendo Simón Pedro.
Según Elena de White, Pedro expresó no sólo su convicción, sino también la de
sus compañeros (DTG 380, 383). En parte por su impulsividad, en parte por sus
dotes de liderazgo, Pedro fue el primero en contestar ahora, como en otras
ocasiones (ver Juan 6: 68-69; com. Mat. 14: 28; com. Mar. 3: 16).
Tú eres el Cristo.
En cuanto al significado del título "Cristo", ver com. cap. 1:1. Aunque muchos
ya habían rechazado la idea de que Jesús pudiera ser el Mesías de la profecía
(ver com. cap. 16: 13-14), los discípulos le seguían siendo leales, aunque
entendían en forma imperfecta lo que esta creencia implicaba. Por supuesto,
más tarde la comprendieron (cf. Luc. 24: 25-34). Si no comprendían por fe
esta verdad fundamental y se aferraban a ella, también ellos fracasarían del
todo en comprender que el Mesías debía sufrir. Así y todo, cuando llegó la
hora extrema, "todos los discípulos, dejándole, huyeron" (Mat. 26: 56). Aún
así, Jesús basaba las esperanzas futuras de la iglesia en este grupito de
testigos, y si ellos no creían que él era el Cristo, ¿qué esperanza habría de
que otros creyeran alguna vez en esta verdad sublime? (ver com. Juan 1: 11-12).
La idea de que Jesús era meramente un hombre bueno, un gran hombre, quizá el
mejor que alguna vez vivió, pero nada más que eso, es tan absurda como
increíble. El mismo dijo que era el Hijo de Dios y esperaba que sus seguidores
aceptaran también esta posición. O fue lo que afirmó ser, o fue autor u objeto
del mayor engaño, del mayor fraude de toda la historia. Uno que pretendiera
ser Hijo de Dios y animara a otros a considerarle como Salvador del mundo,
cuando no lo era, difícilmente podía ser digno de admiración, mucho menos de
adoración. Jesús de Nazaret fue el Cristo, el Hijo del Dios 420 vivo, o fue el
más colosal impostor de todos los tiempos.
Hijo del Dios viviente.
Ver com. Luc. 1: 35. Aunque Jesús aceptó que se le aplicara este título,
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